Importancia de reflexionar acerca de los modelos que tuvimos para aprender a educar. El término modelos se refiere a aquellas personas que nos criaron o a quienes vimos criar a otros niños, a quienes observamos y nos ofrecieron las primeras pautas sobre cómo educar, cómo cuidar, cómo corregir; de quienes aprendimos nuestras formas de ser y de hacer, y a quienes a menudo imitamos sin darnos cuenta. Además de realizar con nuestros hijos las actividades de cuidado necesarias, también debemos tomar conciencia de cómo nuestras actitudes y acciones cotidianas, contribuyen o no a la formación del adulto en que esperamos llegue a convertirse el niño.


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Objetivos de formación de los participantes

1.  Evidenciar que los niños aprenden de lo que los adultos hacen y lo que expresan a diario, con los niños y con los demás; no sólo aprenden cuando los adultos les dan una lección de buena conducta, o cuando los corrigen.

2. Reflexionar sobre los modelos que tuvimos para aprender a educar, e identificar habilidades, conocimientos y actitudes que facilitan y potencian la labor educativa. 

3. Comprender el papel y responsabilidad de los adultos educadores (padre, madre, jardinera, profesor, adultos cuidadores) en la educación social de los niños, pues educar no es simplemente inscribirlos en un colegio para que les den instrucción.

4. Examinar cómo intervenimos los adultos educadores, y establecer las ideas y los afectos que fundan esas maneras de intervenir para así comprender el sentido que tienen y lo que logramos con ellas.

Sesión 1. ¿Criar o educar a los hijos?

Sesión 2. ¿Cómo es eso de educar en casa?

Sesión 3. ¿Queremos que sean adultos como nosotros?