Mi nombre es Yolanda, tengo 45 años y así usted no lo crea ya soy una abuelita. Eso sí me gusta bailar y hacer deporte, yo creo que la vejez no viene con la edad sino con una actitud negativa, me gusta ir a bailar, ponerme mis trajes elegantes e ir con mis amigos a las viejotecas.

Tengo dos hijas ya grandes, muy inteligentes y trabajadoras: Beatriz de 25 años y María Teresa de 23, ambas están trabajando en Estados Unidos. María Teresa cuando estaba en Colombia se enamoró de Camilo uno de los profesores del colegio donde estaba estudiando; quedó embarazada y de esa unión nació mi nietecita Mariana. La relación empezó bien; al nacer Mariana, Camilo se vino a vivir con nosotros a mi casa, pero la situación económica se puso difícil. María Teresa aún estaba muy joven para ponerse en los oficios de madre y mujer casada, mejor dicho tenía otras ambiciones, así que la relación con Camilo empezó a ponerse difícil, hasta que decidieron por lo sano separarse. María Teresa arrancó con Beatriz a probar suerte en los Estados Unidos, y hasta el momento les ha ido muy bien.

Yo me estoy haciendo cargo de Mariana, y Camilo aunque ya no es la pareja de María Teresa, sigue viviendo en mi casa y está muy pendiente de la niña; me colabora mucho con la crianza de ella. Sin embargo, la vida me ha cambiado mucho; antes de que naciera Mariana yo era más libre, salía sin preocupaciones, y así no esté enferma de nada las fuerzas no son las mismas que tenía cuando críe a mis hijas. María Teresa dice que pronto se llevará a la niña, a veces pienso que es lo mejor, pero después me siento triste pues sé que me va a hacer mucha falta mi Marianita.

 


 

 Mi nombre es Camilo Méndez, tengo 38 años y soy profesor de sociales en un colegio público de la ciudad.

Tengo una hijita de cinco años, es una chiquilla muy inteligente y vivaz. Cuando nació la niña, me fui a vivir con ella y la mamá a la casa de mi suegra, pero hace como tres años me separé de la mamá de la niña, me fue muy dura la separación, pero es mejor una separación a que estemos frustrados los dos sosteniendo una relación que no iba para ningún lado. María Teresa, mi exmujer, y yo pensábamos en la niña, era mejor unos papás separados pero amigos y no unos papás juntos de enemigos.

Mi suegra, perdón, mi exsuegra es una mujer muy comprensiva y cariñosa con Mariana, aunque a veces no coincidimos en algunas cosas; por ejemplo, la niña aún está muy pequeña para ponerse a ver tanta televisión en las noches. Además me parece que la televisión nacional de sólo realitys y telenovelas no es buena para la educación de Mariana; así que María Teresa y yo hemos decidido que la niña se acueste temprano, tipo 8 o máximo 9 de la noche, pero doña Yolanda es amante de esos programas y dura viéndolos como hasta las 10 de la noche, y a Marianita le encanta acompañarla. Esta ha sido una situación de conflicto, pues doña Yolanda siempre desautoriza lo que ya he acordado con María Teresa.

Cuando no llego muy cansado de trabajar le leo a Mariana un cuento en las noches antes de dormir; a veces me preocupa que Mariana empiece a olvidar a su mamá, así que le leo algunas poesías o cartas que escribió María Teresa en la época en que éramos novios. María Teresa llama casi a diario, y cuando ella y yo estamos con algún tiempo libre nos conectamos vía Skype para que vea a la niña y Marinita también la vea y la salude.

 


 

Mi nombre es María Teresa, tengo 23 años de edad. Tengo una hija adorable de cinco añitos, ella en este momento no vive conmigo, está con el papá y mi mamá en Colombia, yo me encuentro en Estados Unidos hace como tres años.

Estados Unidos es un país de buenas y malas cosas, como todo lugar diría yo, el trabajo es muy fuerte pero definitivamente se gana mucho mejor que en Colombia. A veces me hace falta mi hijita y mi mamá, mis amigos de Colombia y como la calidez de las personas de Cali; pero después pienso que desde aquí le puedo ofrecer un mejor futuro a mi hija. Desde ahora estoy empezando a tramitar todo el papeleo necesario para traerme a Mariana; no quiero que esté más separada de mí, qué tal que se olvide de mí, de sólo imaginármelo me pongo muy triste. Por eso trato de llamarla todos los días, enviarle fotos donde salgo en los lugares que he conocido.

Eso sí, cuando Mariana cumple años y para los diciembre le compro los mejores regalos, la mejor ropa, los mejores juguetes, pues yo quiero que sea una niña pinchada, bien vestida y demás.

 


 

 

Me llamo Mariana, tengo cinco años y ya casi voy a pasar a primero de primaria. Me gusta ir a la escuela porque allá tengo muchos amiguitos, aunque a veces me da rabia que mi profesora no me deje llevar los juguetes que mi mamá me ha mandado de Estados Unidos. Yo me quiero ir a vivir con mi mamá porque allá donde vive es más bonito, yo he visto por las fotos edificios gigantes con muchas luces, pero yo quiero irme con mi abuela y mi papá, porque yo los quiero mucho a ellos.